Tres triatletas camino del tercer triatlón de larga distancia en tres años.
Así arranca esta tri-, crónica, una tempranera mañana de viernes ,con 900 km por delante en el coche “quetienedetodo” de mi compi Amando y seguidos, literalmente, todo el viaje por el compi debutante Jesús, y por su mujer Yolanda que no quería
pederse detalle del evento y que de paso, nos hizo de soporte logístico a los
tres triatletas.
No hubo parada hasta tierras vallisoletanas, café rápido y
de esta forma nos plantamos en As Pontes a las 14:00 horas, tiempo suficiente
para comprobar que algunos restaurantes no lo son, y que el viento y
nosotros íbamos a tener mucho que hablar
durante el fin de semana.
Lo reconozco, soy gafe. Tres triatlones, tres
vendavales. Ya hablaremos un día de Lanzarote, a ver qué pasa entonces, lo mismo hay sorpresa.
Hotelito cuco a 15 km del enclave de la prueba, muy
tranquilo y con atenciones especiales para nosotros en honor a la paliza que
nos íbamos a dar. El viernes no dio mucho más de sí y tras ver cómo nos la metían los holandeses en ese espectáculo llamado fútbol, cena y a
dormir.
El sábado tuvimos carrerita de activación con ostión
incluido, no tenía yo mejor momento para dar con mis huesos en el suelo aunque
sin consecuencias, chapa y pintura; luego ruta turística por El Ferrol, aquí o se viene o no,
porque lo que es que te pille de paso viniendo de Albacete como que
no, así que aprovechamos la ocasión para dar un garbeo, atiborrarnos a pasta y de allí directamente a
boxes para dejar bici y asistir a la charla técnica.
El enclave de la prueba es espectacular, una verde pradera a
orillas de un gigantesco y profundo lago que cube el hueco de una excavación
minera a cielo abierto. Ya está todo montado, con actividades pensadas para los
sufridores acompañantes.
Qué majos los organizadores, simpáticos ellos micro en mano
nos explicaron muy claramente la prueba: algunos toboganes en bici, algo de viento
y una rampita en la carrera a pie que aconsejaban subir andando, total, “vais a
tardar lo mismo, os lo aseguro (sic)”. Mucho hincapié con el tema drafting. Se
explica reiteradamente cómo adelantar y qué hacer si eres adelantado, aunque más de uno en esos momentos debía estar atento a otros menesteres.
Vuelta al hotel, otra vez pasta para cenar (qué cruz) y a preparar cachivaches siguiendo el esquema mental que surge al visualizar la carrera, así no se olvida nada. O no.
El domingo amaneció con el viento más calmado (espejismo), a las 05:00 tocamos diana y bajamos a dar cuenta de un estupendo desayuno buffet
dispuesto desde las 04:30 para los triatletas que estábamos en el pequeño hotel
. Un lujazo. Incluso nos prepararon una bolsa de con viandas para llevar.
Repaso rápido de todo lo preparado la noche anterior y en un
abrir y cerrar de ojos estábamos en el lago. Impresionante el espectáculo,
todavía en la penumbra del alba sorprendía la
actividad por doquier, grupos electrógenos, nervios, prisas, colas y
muchos familiares. Frío, expectación.
Jesús, Amando y yo nos fundímos en un abrazo, nos deseamos
suerte y nos metemos al lio cuando nos llaman a cámara para dar salida.La verdad es que no tengo nervios, es un tri cómodo, poca gente y el agua se ve muy calmada, una piscina a temperatura ideal para nadar con neopreno. Bocinazo y al
agua justo con la salida del sol.
La natación fue limpia, cómoda, sin golpes y sin mucho
despiste aunque en la primera vuelta se hubiese agradecido alguna boya
intermedia ya que los nadadores que tenía delante impedían ver una boya situada
a 600 metros y surgen dudas. Aun así no me despisto demasiado y consigo salir
del agua en poco más de 1:07 sin la sensación de haber forzado demasiado y en
el puesto 60 de la general. Y digo sensación porque en la transición el
fotógrafo me hace una foto ( o una putada, aún no lo se, ..o si) la foto que más cariñosamente me van a
recordar mi queridos compañeros de club durante algún tiempo. Sí , soy yo el de
la foto y estoy vivo.
Transición rápida y a la bici, por lo visto ya me he
acostumbrado a no perder mucho tiempo dudando en qué ponerme: siempre me
equivoco así que mejor no pensar mucho.
El segmento de bicicleta era parte de mi apuesta en este IM.
Es el primero que hago con la cabra además de llevar un entrenamiento
personalizado. Jose Luis, mi entrenador, se ha empleado a fondo en intentar
pulirme un poco en este segmento, desde la elección de cabra a su configuración
y a realizar un entrenamiento por watios. El objetivo de bajar de 6 horas se
desvanece a mitad de la prueba debido a que el viento arrecia y a que los
toboganes pasan factura y parece que aumentan su inclinación a cada vuelta de
las tres que había que completar. Eso sí, me dedico a comer ordenada y
disciplinadamente y a beber todo lo posible para evitar mis frecuentes y
temidas deshidrataciones en este segmento por burro: beber es lo más fácil de
la prueba! Los avituallamiento son completos,
ordenados. El circuito cerrado por completo al tráfico, buen asfalto y los
voluntarios se emplean a fondo con los ánimos, un diez para ellos.
Me cruzo en varias ocasiones con mis compañeros y las veces
que me doy cuenta los animo, aunque me avisan más ellos porque no me entero
mucho.
He dudado en relatar algún detalle de carrera, pero casi me veo en la
obligación, total, hay que contarlo todo. O casi todo. Si bien es cierto que la civilización acaba llegando a todos los
sitios, hasta a los más insospechados, en igual medida lo hacen los tontos. Y
los tontos están llegando al triatlón, quizás yo sea uno de ellos, no me
considero más listo que nadie. Una sencilla y cordial advertencia a un compañero de
prueba motivada por el aviso de un juez se convierte en una sonora cascada de
insultos y rebuznos varios, violentos. En el deporte sale a relucir lo mejor y lo peor de
cada uno. No entré en polémicas y tras dejar de dar pedales y desearle que ganase una copa muy, muy grande se fué allá, devorando kilómetros hacia el olímpo de los elegidos, mascullando y escupiendo contra el viento, con las siguientes y lógicas consecuencias para él . En fin, esta clase
de individuos los hay y no tiene más importancia.
Una vez olvidado el incidente me dedico a lo mío que es
dosificar lo mejor que puedo y a intentar controlar en las bajadas porque el
aire en alguna ocasión está a punto de mandarme al asfalto. No hay molestias en
la espalda, otro logro de la combinación entre entrenador, fisio y osteópata de
este año. Aún así al primer síntoma me tomé un ibuprofeno más por precaución
que por dolor.
Completo los 180 km de bicicleta en 6h: 07’, posición 103 de
la general, transición rápida, crema solar (detalle de la organización) y a
correr se ha dicho.
El año ha estado plagado de lesiones que me hacían dudar de
terminar la prueba a pie. El trabajo intensivo del osteópata y del fisio
intentaron dejarme en las mejores condiciones posibles para intentar acabar,
así que la decisión que tomé fue la de correr lo más rápido posible hasta que
apareciese la lesión (psoas y abductor) y por lo menos haberlo intentado.
Elección de zapas más ligeras de lo que aconseja el terreno (tierra) y a
jugármela
Primera rampa de marras (os mouros) y cambio de planes: esto
no va a poder ser. Sol de justicia, terreno variable, rampas que cortan el
ritmo, calor a la ida y viento en contra a la vuelta. Tiro la toalla y ya queda
como objetivo terminar de una forma decente y es a lo que me dedico, a
hidratarme correctamente, a tomar geles , no caminar en la medida de lo posible
y terminar.
A pesar que el circuito de carrera estaba alejado de la zona
de meta (se adentraba bordeando el lago durante 7 km) no se echó en falta el
calor del público ya que los corredores llenábamos el camino y los
avituallamientos eran frecuentes y con unos voluntarios de lujo que han hecho
una labor impagable con contínuos gestos de ánimo. Mi agradecimiento a todos y
cada uno de ellos (la del megáfono estaba multiplicada en todos los segmentos,
vaya crack). Me crucé con Jesus y Amando en cada vuelta. Jesús estaba
cumpliendo perfectamente con el guión para su debut en esta distancia, prueba
muy dura pero no se hundió en ningún momento
supo disfrutar de ella. Amando tuvo algún problema al inicio del maratón
con su estómago, pero muy gordo debe ser el problema para doblegar a este tipo,
duro donde los haya con un palmarés de km y de pruebas de ultrafondo este año
que acojona.
Como siempre lo mejor de la prueba son los últimos km.
Cuando no te has exprimido a fondo y llegas lo suficientemente entero al final la sensación es muy difícil de explicar. Es
cuando todo toma sentido, los entrenamientos, las prisas, las palizas, la
dedicación , los esfuerzos de la temporada. Se disfruta. Y mucho.
Una pena no haber visto al “compañero” del segmento de bici, ese que fué raúdo hacia la gloria, se que el pobre petó en la carrera a pie y en algún momento lo adelanté. No por
nada, sino por mirarle a los ojos y haberle dado ánimos, en serio. Yo soy así
de tonto.
La llegada a meta fue genial. Al final 11h: 49’ por el
tiempo conseguido (93 de la general, 12 de mi grupo de edad), por no lesionarme
y porque todos acabáramos sanos y salvos.
Gracias a Juan Diaz, miembro del club y mi fisio y Angel
Ros, osteópata que me han crujido de lo lindo este año.
Gracias a Jose Luis Caballero, mi entrenador, un tipo loco
que se junta con otros locos para hacer estas locuras y que pone mucho empeño
en que todo salga bien.
Y gracias a mi familia, sin ellos que me aguantan, soportan
y ayudan no podría hacer el indio en esta lides.