lunes, 5 de agosto de 2013

Challenge Vitoria 2013




Vitoria nos recibió a ritmo de charangas y calles cortadas celebrando su dia de “El blusa”. Mucha juerga y ambientazo que no encajaba en el esquema que llevaba en la cabeza desde días atrás pero que nos hizo ver de forma rápida el carácter de esta ciudad que nos acogió con los brazos abiertos.
Hotel estratégicamente situado el en el centro de la ciudad, del tinglado de la prueba, de las tascas, en el meollo de la cuestión. Una gozada tener todo tan a mano (…Y en español!!!). Poco a poco fuimos llegando todos los miembros del club que estábamos inscritos y entre natación en el pantano, últimas pruebas de bicicleta, feria del corredor y chuletones varios nos vimos en el día antes de la prueba. Un reconocimiento a la zona de meta me hizo observar un detalle: al lado del arco de llegada había una “tasca-lounge” llamada “Los huevos rotos”. Y si……. Pues sí, premonitorio al 100%.
El día de la carrera tocamos diana a las 5:00 h. Una hora más tarde salíamos del hotel Amando, Andres, Paul y yo escoltados por Virginia que se marcó una intensa jornada de reportera gráfica y animadora de lujo. Primer autobús a Landa y llegada a boxes donde empezaba el movimiento. Allí se nos uniría el quinto miembro, Raúl y otra ayuda de lujo, Sarri.
Entre los cinco teníamos a dos debutantes en los 226: Raúl y Paul, que lo hicieron de forma sobresaliente.
Tras el ecopostureo de la desinfección del neopreno por aquello del mejillón cebra colocamos todo el material en boxes y formamos en postureomilitar cada uno al lado de su bicicleta. (…!!).Como es costumbre, muchos nervios, repaso del material, dudas. En esta ocasión hubo que colocar todo en la bolsa, no debía quedar nada en la bicicleta o el suelo. Todo ordenadito y limpio. Vale.
Minuto de silencio por el accidente de Galicia, bocinazo, y al agua por grupitos de categorías. La natación se desarrolló limpia, sin muchos codazos salvo el tonto del grupo que ese siempre tiene sus segundos de gloria y a fé que buen uso hace de ellos. El recorrido de vuelta fue algo caótico, pues una cosa es lo que pintan en el pdf y explican en el “briefing” (cómo mola ese nombre, eh?) y otra lo que hace el maromo o maroma que pone las boyas. En este caso los recortes llegaron a este segmento y directamente no había boyas de regreso como esas tan bonitas pintadas en la revistita, así que cada cual regrese como mejor sepa o pueda, lo que hizo que los tiempos no fuesen los estimados por la mayoría. No tuvo la cosa mayor importancia porque los de la estimación del tiempo ya nos daríamos cuenta un poco después que en eso de estimar y tal ya se encargaría la ligera brisa que nos encontramos en la bicicleta.
Transición normalilla y a por la bici. Nada más salir me encuentro con Pol que se entretuvo en discutir con su rueda delantera mientras esta le tiraba al suelo. La siguiente vez que le vi ya estaba él descansadito en meta y aburrido de esperar. Más tarde adelanté a Amando, cuando aún no sabíamos la que se nos venía encima.
El recorrido de bici fue una auténtica tostadora, si bien la primera vuelta al circuito me hizo albergar alguna esperanza (30,5 km de media), la segunda vuelta me devolvió a la cruda realidad con un viento de frente en los tramos más rectos y desprotegidos del recorrido que situaban Vitoria a la misma distancia que Algeciras. Aquí es donde se marcan las diferencias y se ve para qué sirven esas bicicletitas tan raras que servidor no lleva y no entrena. Sin acoplarse bien, no en plan de juguete, completar el recorrido fue un calvario físico y psicológico pues desesperaba no avanzar y clavar lumbares una y otra vez para nada. En más de una ocasión estuve a punto de retirarme y tirar la bicicleta por un barranco antes de darle doscientas patadas, qué desesperación!!
En fin, que haciendo uso de las reservas psicológicas y gracias a los ánimos de Virginia y Sarri, y tras adelantarme casi todas las bicicletas y carritos de Vitoria y provincias colindantes llegué a la T2 tras más de 6 horas y media. Bajada de la bicicleta con crujido de músculos (y alma) y “disparado” a la carpa de la transición, con parada a mear incluida.
Al salir al circuito de carrera cambió el panorama. La bicicleta tenía tramos puntuales de mucha animación y tramos largos y duros en solitario, así que el calor del público nada más salir de la transición suponía un chute de energía extra. Aquí ya empiezo a ver referencias de mis compis, Amando se queda rezagado en bici (si yo sufrí, este tuvo que poner doble ración de huevos, qué pundonor tiene Don Amando). Andrés iba como un obús toda la prueba, Paul lo estaba bordando literalmente y Raúl iba sobrado sin despeinarse. Me los crucé varias veces en el recorrido animándome, cosa que no podía yo hacer por falta de riego cerebral .
La primera vuelta fue como todas, de reconocimiento e intentando dimensionar para las restantes. La segunda fue eterna, larga, …..Cádiz. La tercera la debió correr mi otro yo porque ni me acuerdo y la cuarta la corrió la rabia y las ganas de acabar. Lo que sí recuerdo es ver a bastantes corredores andando, gente muy reventada y es que el viento añadió ese plus de dureza a la prueba (…que nos hizo la puñeta, vamos).
Lo mejor, la entrada en meta de la mano de Virginia y encontrarme a casi todos los compis en meta.

A Amando lo esperamos un rato, corrió con problemas en la planta del pie después de una bici infernal. Todo un ejemplo de esfuerzo. En el momento que recupere sus tiempos de bici y corrija el problemilla del pie nos dirá adiós en el agua (el amo)  y nos esperará en meta. Sus 12:47’ no dicen nada de la lección de lucha y pundonor que nos dio.
Andrés hizo un carrerón, en bici y a pie, aunque no le cuadrase del todo el tiempo (el puto viento).Nos tiene malacostumbrados, nunca se queja. Andrés sigue en progresión, ojo al dato.  A esas 10:24’ les va a meter un buen bocado, seguro.
Paul. Ostias Paul. Qué puedo decir después de semejante debut. Todo le salió genial y más que le saldrá. Sinceramente me ha impresionado la calidad de entrenamiento que ha llevado y la cabeza que ha tenido al planificar la carrera. Debutar con 10:50’ no es una casualidad, es un premio muy merecido.
Raúl. El otro debutante que firmó un carrerón impresionante, el entreno diario sale aquí y tiene más mérito si el entreno se hace en las condiciones que lo hace Raúl, sacando tiempo y sitio dónde no lo hay. Chapeau. 11:17’ es firmar un debut de lujo.
Mención especial para Jose Luis Caballero  y Jose Angel Sarrias (sarri). Estos dos van a dar mucho que hablar ya que tienen culpa del debut de los chavalines. Alimentación y preparación se van a tener muy en cuenta a partir de ahora y estos dos tienen mucho que decir.
Y como siempre, gracias a los familiares que nos han acompañado ahora y durante todo el entrenamiento, eso sí tiene mérito. Sin ese apoyo, nada.

El año pasado prometí hacer una crónica post IM Frankfurt que se quedó en el tintero. Este año sí voy a hacer una Post Challenge Vitoria, ya que la hicimos en Logroño y aunque contraviene todas las normas de recuperación da para unas cuantas anécdotas.

domingo, 16 de junio de 2013

CIRCUNSTANCIAS


Qué barbaridad. Sin darme  cuenta me he pasado casi un año diciéndome que debería escribir en el blog. Qué perro soy para algunas cosas.

O que año llevo. La verdad es que ha sido un año complicado, en lo deportivo y en el resto también, para qué negarlo. No quiero hacer aquí y ahora un balance del año sino todo lo contrario, intentar volver al punto de partida y enfocar las cosas desde la perspectiva de hace casi un año.

Llego tarde, muy tarde, a intentar retomar los entrenos con normalidad. Problemas de todos colores pero sobre todo médicos me han tenido en un continuo y desesperante bucle de arrancada y parada.

Y como ya me harté del dichoso bucle hace varias semanas que decidí tirarme al fango y entrenar como si hubiese objetivo definido aunque a día de hoy no está formalizado. El plan de entreno es de risa, mezclando fase de progresión con fase de volumen y metiendo alguna competición en plan prueba psicológica más que parte del entreno.

Con esas componendas he llegado a día de hoy con algunas carreras trail, entrenos a cascoporro sin sentido, el tri ld de Valencia y poco más, enganchando el último vagón del tren hacia Vitoria (Challenge Vitoria, 29 de Julio).
 
 

No las tengo todas conmigo. Sé, y muy bien, que si decido hacer este tri voy a sufrir como un perro, que no voy a mejorar ni de coña los tiempos de Frankfurt, que las sensaciones no van a ser las mismas (segundas partes nunca fueron buenas).

Pero también sé que esta año ha sido muy difícil para mí, que llevo sufrido lo mío y que los acontecimientos me han pasado como un rodillo por encima. Por eso mismo, si dentro de unos días el escollo médico que aun me queda me permite acabar este entrenamiento de locos, pienso plantarme en la línea de salida de Vitoria con un par, a cara de perro, a sufrir y a intentar acabar una locura que me permita gritar alto que las circunstancias son sólo eso: circunstancias.
 

 

viernes, 13 de julio de 2012

Crónica Triatlón IM Frankfurt 2012

IM Frankfurt 2012. 08/07/2012

Resulta difícil escribir la crónica de una prueba en la que se han empleado 7 meses de entrenamiento. Sobretodo porque el día de la prueba se pone en juego un sinfín de sentimientos y expectativas  que han estado fraguándose durante todo ese tiempo. Por ello, cuando sonó el despertador el domingo a las 3:45 am, no sentía ni sueño ni cansancio, solo vértigo ante el inminente desenlace de la película de estos últimos meses.

Los días previos fueron días de viajes, nervios, dudas, de planificación….y también de cervezas y de comidas hasta la “cencerreta”, no va a ser todo penar, y ya que estamos en suelo bávaro vamos a hidratarnos como mandan los cánones.
Los preparativos para una mega prueba como esta son mega cansinos: las bolsas de las transiciones, el cheking de la bicicleta, el desplazamiento al lago para entregar todo, la charla técnica….uf, hay que hacerlo sin prisa pero sin pausa porque te consume un día completo. Si algo bueno tiene es que te agota hasta el punto de acostarte prontito el día de antes e incluso poder dormir a pesar de los nervios.

A las 4:30 a.m. estábamos en la puerta del hotel Francis, Andrés, Óscar y un servidor listos para comenzar el trajín. El desayuno escaso, porque no me entró gran cosa esa mañana a pesar de los intentos de comer más y tener como consigna de la carrera hidratarme y alimentarme de forma muy correcta, tal como me había enseñado y recalcado mil veces Francis.
A las 5:00 viajábamos en los autobuses camino del matadero. Silencios y miradas perdidas.
La primera alegría del día me la llevé al comprobar que podríamos utilizar neopreno. Bien. Un miedo menos.
Revisión del equipo, nervios, globeradas varias, escuchar muy atentamente a mi vecino de boxes durante dos minutos en ingles sin entender ni papa, irme, volver, revisar, irme, volver, revisar…lo normal en un tio tan seguro como yo. Ya no reviso más,  directo a  la línea de salida junto a Francis al que ya no vería hasta la línea de meta.
La vista del lago es impresionante. 3000 zumbados metidos en el agua esperando el bocinazo de salida y en un golpe de vista distingo a mis otros dos compañeros, Óscar y Andrés. Nos abrazamos y nos deseamos suerte. Al lío.
Himno nacional y bocinazo, empieza la fiesta.
Mantecados a granel, para todos los gustos: collejas, codazos, bofetadas y hasta dedos en la nariz. Como soy cansinamente precavido salgo de muy atras. Atasco monumental y no consigo ni ritmo ni algo que se asemeje a nadar. Tengo que pasar por encima de los que llevo delante para buscar un “charco” libre. No me lo pienso y yo también me dedico a repartir collejas y a meter codos, hombre ya, que este lago es muy grande y hay agua para todos.
Las boyas se ven perfectamente, son enormes, y como es imposible seguir el camino de los bandarras que llevo delante, la táctica se limita a dar colleja a derecha e izquierda y luego vista al frente para no perder rumbo. Poco a poco la cosa se estira, se acaban los mantecados en plan barra libre y ahora sí, ahora se nada. El agua está a temperatura ideal, y el neopreno ayuda a deslizar una barbaridad.
La primera vuelta se hace rápida, salida a tierra y vuelta al agua a completar la segunda. Ya no hay agobio, el ritmo es bueno y no fuerzo, mentalmente voy visualizando la transición que se me viene encima.
Y también “visualizo” las nubes: cada vez más negras y con remolinos sospechosos.
La salida de la natación impone, nunca he salido entre tanta gente animando. Hay una pendiente muy inclinada para llegar a boxes, pero ni me entero. Veo a Marisa con la cámara de fotos. Qué lujazo contar con ella y Cecilia en estas carreras.
Justo en la transición comienza la lluvia. No llevo reloj, no sé ni el tiempo que he hecho, ni me importa. Es más, como me voy meando, me paro en un urinario y hago lo propio.
Transición cómoda, y tras decidir qué me pongo, qué me dejo, y como es normal, equivocar la elección, salgo con la bici al ataque.
En los primeros metros de bici me pasa Andrés, nos deseamos suerte y me recuerda la prudencia con el suelo mojado.
Y tanto.
Unos kilómetros después me alcanza Óscar, enfrascado en su cabra, como un tiro.
Los primeros kilómetros se ruedan cómodos y a velocidad alta (35,5 km de media), pero es solo un espejismo. La lluvia arreció hasta convertirse en un verdadero diluvio donde ya no se sabía si se rodaba o se nadaba: impresionante manta de agua de forma continuada. Normal que estos payos tengan semejantes ríos. Las caídas que veo me producen dolor ajeno y se impone la prudencia, que en mi caso se llama mieditis. Lo importante es terminar, así que voy muy centrado en los giros y cruces (muchos)
El recorrido es entretenido, la animación espectacular, pero no es un trazado llano. Hay continuas subidas alternando con bajadas muy prolongadas y falsos llanos.
La primera vuelta estuvo marcada por el agua, y el final de esta y toda la segunda por el viento que se desencadenó tras la lluvia y que hizo de algunos tramos un auténtico calvario.
El mío particular comenzó sobre el km 150 en el que mis lumbares decidieron ser protagonistas de otra crónica. Si la única forma de avanzar era ir acoplado y meter riñones contra el viento, hacerlo con las lumbares chillando no fue lo más divertido de la carrera. No quise pasar por otra pesadilla como en Elche, así que me deje llevar al pedaleo fácil y me dediqué a tragar barritas y beber energéticos mientras me adelantaban corredores a mansalva, yo creo que todos los de esta edición y parte de la del año que viene. Qué barbaridad !!
Me pasaron de todo tipo: bicicletones galácticos, normalitos, los que habían caido o pinchado, globeros, chicas, cosas raras, abueletes. Faltaba el del carrito de los helados. Mi llegada a T2 fue como el rosario de la aurora, rezando y “entre todas las mujeres”. Pero llegué, y qué llegada. Madre mía.
Yo iba pensando en aquello de que “un ironman es un maratón que se corre en fatiga”. Ahora hay que correr. Uf, Y eso , cómo lo voy a hacer?
No hay que pensar. Sólo dejarte llevar.
Es impresionante. La llegada a T2 se abrió ante mis ojos.
Virginia y mis dos hijos están esperándome para darme ánimos y se me hace un nudo en la garganta. “Vamos, vamos muy bien”. Sólo atino a levantar el pulgar.
 Un voluntario cogió mi bici (bye amiga, llévate las lumbares también), me acompañó a la carpa, me dio mi bolsa de transición , me cambié los calcetines empapados por unos secos y cuando me quise dar cuenta estaba corriendo entre un gentío que abría pasillo, sobre una alfombra roja que te enchufaba al circuito del maratón.
42 km para sufrir, para disfrutar, para pensar.
42 km que se hicieron muy largos o muy cortos, no lo sabría decir.
Sólo sé que corría con muy buenas sensaciones. La animación es espectacular, no hay adjetivos. Esta gente vive el triatlon. Te animan por tu nombre y cada tramo parece que sea una línea de meta. Los avituallamientos son sencillamente impresionantes, completísimos, ordenados, abundantes ( uno cada 1,7 km). El recorrido todo junto al río. Ya no llueve, el sol sale a ratos e incluso hace calor. En la tercera vuelta vuelvo a ver a los míos y les aviso, en poco más de una hora quiero terminar.
Mentalmente divido la carrera en 4 vueltas. La primera es de reconocimiento, se hace más larga. Ahí me pasa Andrés, que va en su segunda. Qué máquina, vaya ritmo lleva. Lo veo fresco y muy enchufado a la carrera. Me da ánimos y continua enfrascado a lo suyo.
Más tarde me pasó Óscar, también en su segunda vuelta, igual que Andrés, fresco y con buen ritmo.
Cuarta pulsera que me colocan. Es la que da acceso a meta. Ya está.
Ya es mío. Quedan dos kilómetros. Aquí ya no se sufre, se ponen los pelos de punta y las piernas van solas. No hay dolor.
Todo el mundo me anima, me llama por mi nombre, me felicita.
Un voluntario me indica el camino: alfombra roja hacia la meta. La puerta al cielo.
Un estrecho pasillo cubierto por una alfombra roja con gradas en ambos lados atestadas de público  conducen a un impresionante arco de meta coronado con una pantalla gigante en la que me reconozco al tiempo que el speaker grita mi nombre al son de la música y los aplausos de la gente.
Veo a los míos, levanto los brazos y cruzo la línea.
Allí están también Ceci y Marisa, con sus cámaras dejando constancia de cada momento vivido y tomando la imagen que más voy a recordar, cuando aparece mi hijo Álvaro por el arco de meta , saltando las vallas del público, corriendo para darme un abrazo emocionado.

Gracias a mi mujer y mis hijos, más de la mitad de esta meta es suya, por aguantarme, apoyarme, y darme la confianza, la fuerza y la estabilidad necesaria.
Gracias a los compañeros del club, a todos, por animarme, aconsejarme y ponerme las pilas.
Y gracias a todos los familiares y amigos que me habéis estado siguiendo el día de la prueba, desde la distancia notaba vuestro apoyo, os lo juro.
No podía faltar el voluntario de turno. Me llama por mi nombre, me felicita, me acompaña a la zona de recuperación y me explica todos los servicios a mi disposición. Huelga decir que le digo que sí a todo sin enterarme de la misa la mitad y más contento que unas castañuelas. Allí están Francis, Óscar y Andrés, y de las cervezas que nos tomamos para recuperarnos os lo contaré en otra crónica.