Qué barbaridad. Sin darme
cuenta me he pasado casi un año diciéndome que debería escribir en el
blog. Qué perro soy para algunas cosas.
O que año llevo. La verdad es que ha sido un año complicado,
en lo deportivo y en el resto también, para qué negarlo. No quiero hacer aquí y
ahora un balance del año sino todo lo contrario, intentar volver al punto de
partida y enfocar las cosas desde la perspectiva de hace casi un año.
Llego tarde, muy tarde, a intentar retomar los entrenos con
normalidad. Problemas de todos colores pero sobre todo médicos me han tenido en
un continuo y desesperante bucle de arrancada y parada.
Y como ya me harté del dichoso bucle hace varias semanas que
decidí tirarme al fango y entrenar como si hubiese objetivo definido aunque a
día de hoy no está formalizado. El plan de entreno es de risa, mezclando fase
de progresión con fase de volumen y metiendo alguna competición en plan prueba
psicológica más que parte del entreno.
Con esas componendas he llegado a día de hoy con algunas
carreras trail, entrenos a cascoporro sin sentido, el tri ld de Valencia y poco
más, enganchando el último vagón del tren hacia Vitoria (Challenge Vitoria, 29
de Julio).
No las tengo todas conmigo. Sé, y muy bien, que si decido
hacer este tri voy a sufrir como un perro, que no voy a mejorar ni de coña los
tiempos de Frankfurt, que las sensaciones no van a ser las mismas (segundas
partes nunca fueron buenas).
Pero también sé que esta año ha sido muy difícil para mí,
que llevo sufrido lo mío y que los acontecimientos me han pasado como un
rodillo por encima. Por eso mismo, si dentro de unos días el escollo médico que
aun me queda me permite acabar este entrenamiento de locos, pienso plantarme en
la línea de salida de Vitoria con un par, a cara de perro, a sufrir y a
intentar acabar una locura que me permita gritar alto que las circunstancias
son sólo eso: circunstancias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario